El proyecto fotográfico “Estar allí, Vivir acá” es un intento de enamorar, a través de la fotografía, tanto a personas chilotas, chilenas y españolas/andaluzas con el espacio y la cultura que habitamos desde 2017, y donde desarrollamos nuestra actividad como creadores, gestores culturales, y formadores y mediadores artísticos.
Esta exposición recoge solo algunas de las múltiples razones que nos llevaron a elegir este lugar del mundo. Chiloé nos cautiva y atrapa por muchos motivos, pero el que más destaca es su naturaleza.
Esta exposición refleja especialmente esos espacios naturales que nos intrigan, nos embelesan, o simplemente nos llenan de vida: bosques siempreverdes, humedales, lagos, costas y playas, avifauna y su, muchas veces invisible, biodiversidad.
También nos atrae el contraste con nuestra Andalucía natal. Chiloé y Andalucía se diferencian en muchas cosas, y la más evidente es su climatología. El clima determina las formas de vida y los usos y costumbres. Vivir en otras latitudes nos ha permitido aprender que la propia existencia es algo diverso y que nuestra adaptación a diferentes territorios es parte de la esencia de ser humanos y humanas. Es por esto por lo que también hemos querido reflejar esas diferencias en la serie denominada Paisaje Biocultural chilote.
Otras razones las hemos dejado intencionadamente fuera. Una de ellas es la gastronomía. Chiloé combina los productos del mar (variados mariscos, algas y peces), con los productos del campo (papas nativas, los ajos chilotes, manzanas). La cultura de comer chancho (cerdo) es algo que comparte con nuestra cultura andaluza (“del cerdo, hasta los andares”, es un dicho popular). Chiloé incluye en muchas de sus preparaciones los exquisitos, aunque no siempre saludables, chicharrones.
El curanto, el pulmay, los milcaos, la cazuela de cordero con luche o cochayuyo, la chicha de manzana y la chochoca, entre otros, son platos que nos encantan y que puede que algún día se conviertan en un nuevo proyecto fotográfico que, además de invitar a saborear con los ojos el plato, nos acerquen a las actividades de recolección y preparación que llevan implícitas.
Y hay algo que no está presente de manera notoria en esta exposición. No hay fotografías de personas. Pero las personas que habitan Chiloé son la otra gran razón por la que estamos en este territorio.
Nos sentimos acogidos, acompañados, alimentados, protegidos, en definitiva, amados por muchas personas. Muchas de ellas también decidieron que Chiloé iba ser su lugar en el mundo. Ellos y ellas saben que son nuestra familia en Chiloé.