Esta formación arenosa, que forma un triángulo, cuyo tamaño varía cada minuto por el efecto de las mareas, es quizás uno de los lugares más enigmáticos de la playa de Ten Ten en Castro. Es difícil encontrarla así, sin ningún ave o persona en su borde, porque quizás, cuando nos situamos en su borde, esperamos crecer o menguar al mismo tiempo que el triángulo arenoso.