Congelar el aleteo de este picaflor (también conocidos en otros lugares de América como colibrí) que se acercaba a libar en las flores de nuestra terraza fue un reto importante. La paciencia es la mejor aliada de una fotografía que busca captar el momento. Nos llevó varios días, pero el resultado estuvo a la altura de la excitación que nos producían sus visitas.